
Escribe para empezar a sanar
- Ale
- 24 may
- 3 Min. de lectura
Y si puedes en tribu, mejor.
Comunicas mejor cuando escribes, que cuando hablas. Al escribir, tus pensamientos y emociones se ponen en perspectiva y adquieres una mejor capacidad de conocerte y consecuentemente de expresarte asertivamente.
Enfrentarte a una hoja en blanco es una oportunidad para conocerte. Cuando pones palabras por escrito sobre ti misma, a diferencia de cuando reflexionas únicamente, se materializa y concreta la idea. Una hoja en blanco, te invita a la intimidad y vulnerabilidad contigo misma, claves para sanar.
El hábito de escribir siempre ha estado presente en mi vida, en algunas ocasiones con más constancia que con otras. Las “notas” en mi celular, son cómplices de pensamientos y emociones a medio procesar. El lugar donde vacío ocasionalmente mis enredos mentales y se transforman en lo que llamo, desenredo sanador.
Escribir (aunque no seas experta, como tu servidora) tiene muchos beneficios. Reduce el estrés y ansiedad, el cual se encuentra inmerso en el estilo de vida tan acelerado de la sociedad. Cuando escribes, pausas; vuelves al presente. Vaciar tus pensamientos a palabras escritas y visibles, ayuda a liberar la tensión y disminuye lo que los budistas le llaman la “mente de chango”, te trae al presente y “duerme” a esos “changuitos” en tu mente, aumentando al mismo tiempo la autoconciencia. ¿Has sentido que estás en un loop interminable de patrones de pensamientos y emociones y no sabes por qué? Están, se van, regresan. Llegar a la raíz de estos pensamientos rumiantes y así poder tener mejores herramientas para afrontarlos, puede ser más fácil a través de la escritura.
Así como las terapias grupales (por ejemplo, alcohólicos anónimos) tienen una necesidad compartida, los grupos de escritura o los talleres vivenciales (como el que recién empecé con mi amiga y colega Caro Rosenzweig), actúan como una red de apoyo, con un ambiente de apertura y entendimiento, donde la compasión es compartida y se respira ilusión.
Hace aproximadamente dos años comenzó en la escuela de mis hijas un laboratorio de escritura- “Maternidades, prueba y error”. La propuesta: escribir en grupo con un detonador en común para posteriormente compartir lo que la cabeza derramara sobre la hoja, sin tiempo de editar, leer dos veces o pensar tres veces. Piensa, siente, escribe, comparte ( y llora el 99% de las veces). Entré al grupo porque me gusta escribir y para apoyar a mi concuña, creadora de este grupo. El resultado de este experimento colectivo, de poner al desnudo emociones respecto a las maternidades, de ser vulnerables, fue gestar una antología. No es un libro sobre como ser madre, ni un libro de ¿qué esperar cuando seas madre?, es un libro lleno de emociones, historias, aprendizajes, relatos y poemas, en donde la escritura fue refugio, sanación y liberación. En lo personal, debo enteramente a este laboratorio la culminación del duelo de mi madre, ya que otra de las grandes bondades de la escritura, es mejorar el procesamiento de emociones difíciles (p.ej. traumas, duelos, estrés postraumático). En este laboratorio de escritura, pude explorar un sinfín de emociones, pensamientos y creencias limitantes alrededor de mi maternidad, el duelo, las expectativas y las decepciones alrededor de su partida.
Querida lectora, te invito a escribir; de lo que quieras, cuando quieras, en donde quieras y como quieras: en un diario, en tus notas, en Word, en tus redes sociales, de lo que amas, de lo que te cuesta, de lo que anhelas o de lo que agradeces. Además, si lo haces en algún grupo o taller, te sentirás acogida por una tribu que te sostiene, te abraza y te dice: “no estás sola”.
Hermoso ale. Muy identificada con todo lo que escribes. Amo tu escritura ✍️ y compartirla contigo también 🫶🏼