Un pequeño cambio con un gran impacto
- Ale
- 22 ago
- 3 Min. de lectura
“¡ALE! “ escuché de pronto. Era mi esposo, usando un tono de voz más alto de lo habitual pues no escuché las otras cinco veces que me intentó hablar mientras yo descubría el sabor, lo crujiente y lo delicioso de la comida que me acababa de preparar. Estaba inmersa en la experiencia, mis cinco sentidos en lo que hacía: comer. Como madre de tres niñas bastante ruidosas, preguntonas y curiosas (por no decir algo más) no siempre lo consigo, pero ese día, ahí estaba, yo con mi comida. "¿Me hablaron?” - pregunté con mucha pena, pues noté que nuestros amigos con los que estábamos, también me hablaban. Se rieron y la pena que sentía brotar por mi rostro, fue cediendo.
Con la exigencia del ritmo de vida actual, comer de manera consciente y sin distracciones puede sonar irrealizable, sobre todo cuando se tienen tan enraizados ciertos hábitos como comer viendo la tele o el celular, incluso manejando o intentando cubrir varios pendientes a la vez que se come. Empezar con al menos en una comida al día aporta múltiples beneficios para tu salud.
Existen señales de saciedad que llegan a nuestra conciencia de veinte a treinta minutos después de comer. Masticar y comer despacio, ayuda a que la señal de saciedad llegue con una justa cantidad de comida para el cuerpo y sus necesidades. El problema de comer rápido y sin prestar atención, es que no se da oportunidad al cuerpo de comunicar que ya es suficiente alimento a tiempo.
Una de las formas en las que comer despacio ayuda a optimizar la regulación del hambre/saciedad (muy brevemente explicado) es que a través de la masticación, se prepara a tu cuerpo para la digestión señalizando la liberación de ciertas hormonas en el intestino, por ejemplo, la colecistoquinina (una de las hormonas que tiene un rol en señalizar al cerebro “ya comimos suficiente” entre otros roles en el proceso de la digestión). También se ha relacionado que masticar por más tiempo contribuye a la disminución de la grelina (la hormona que señaliza hambre). En un estudio publicado en “The American Journal of Clinical Nutrition” analizaron y compararon los efectos entre masticar 15 y 40 veces la comida antes de deglutirla y concluyeron que independientemente del estado nutricio de las personas, el consumo energético era 11.9% menos cuando masticaban 40 veces vs 15. Esto se podría explicar por mayores niveles de colecistoquinina y menores niveles de grelina, en sangre (Jie et al. (2011). Además, comer de esta forma, masticando por más tiempo, también se ha relacionado con un incremento en la absorción de los nutrientes de la comida, contribuyendo así, a un mejor estado nutricio.
Imagina querer leer un libro al mismo tiempo que hablas sobre otro tema. ¿Se podría? Quizá con muchísimo esfuerzo lograrías algo a medias, pero, ¿se comprendería el texto leído en su totalidad y obtendrías un óptimo aprendizaje? De igual forma, ¿cómo se escuchará la voz del cuerpo diciendo “es suficiente comida por ahora” si no se está alerta a ella? Escuchar y respetar la voz del cuerpo es clave para un estilo de vida más saludable.
Una buena idea para comenzar, es hacer un pequeño cambio, que tendrá un gran impacto en tu salud: masticar bien la comida, haciendo consciencia de este proceso, deglutiéndola hasta que esté prácticamente deshecha. Hacerlo, te acercará a comer conscientemente (Mindful eating) ya que traerás la atención al proceso de alimentarte, lo cual, como te explico, ayuda a mejorar la digestión y recibir apropiadamente las señales de saciedad, disminuyendo así la probabilidad de comer más de lo que nuestro cuerpo requiere.
Hoy te propongo empezar con al menos una comida al día.
Pruébalo, haz ese pequeño cambio y cuéntame si percibiste mejor tus señales de saciedad.
En nuestro taller “Más allá de la comida”, explicamos el paso a paso de como cultivar una alimentación saludable, intuitiva y consciente para poder vivir una vida más plena y libre de dietas restrictivas. El próximo será a finales de septiembre, ¿te animas?



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